Estoy aquí con un tinto sin
azúcar
que calienta mis manos
cerca tan cerca
que puedo percibir
el sutil perfume de tu piel
en esta ciudad cálida y fría
que jamás pisamos juntos
Será por eso que no duele no
tenerte?
Es raro que no duela
No me alcanza la razón
de esta ciudad ausente entre
nosotros
Será la decepción
y no el tiempo, la distancia
y el silencio lo que cura?
Será que he descubierto que
tus alas de azúcar
se marchitaron cuando
cortaste las mías
porque éramos un sólo pájaro
de dos azules?
Será que hay sirenas
que me hacen señales
fosforescentes
nadando sobre mi cabeza
y cerca de mi vientre?
Será que ya no soy el mismo?
Será que ahora estoy del
otro lado del espejo
y vos quedaste atrapada
en una burbuja del cristal
cristalizada crisálida
que no mudó ni a seda
ni a mariposa
Es raro que no duela
Quizá sí duele…
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